miércoles, 10 de diciembre de 2014

DE SOL A SOL. LA CRÓNICA

Pues esta va a ser la crónica de un día en el cual sale, pero también se pone el sol. Un día de sacrificio y de esfuerzo, pero también de ilusión, amistad, colaboración y solidaridad.

Todo empezó hace un par de semanas con la recogida de alimentos y juguetes para Cáritas Guadassuar; pero ya, después de la Madrid-Valencia, hace un par de meses, rondaba por mi cabeza el estar pedaleando todo un día de sol a sol. El primer planteamiento era hacerlo como una excursión personal, pero ¿por qué no aprovecharlo para que fuera algo solidario?.

El sábado a las 07:15h sono el despertador. desayunar rápido y a buscar ropa. Madre mía, al estar en casa te confías y vas al armario, y pobre armario, todo regirado para al final no encontrar el maillot que quería. Pronto cambiaré los equipajes, ya que después de una temporada ya están desgastaditos. A ver si tenemos suerte y encontramos algunos patrocinios para los nuevos.

A las 8:00h salgo hacia la plaza del Ayuntamiento de Guadassuar en la que había quedado con varios compañeros para la salida, prevista para las 08:07h. Allí me encuentro con una grata sorpresa, y estamos MªAurora Cerdán, Laura Cucarella, Dani Fuertes, Vicent López, Enrique Amargós y Salva Barberà, Gran grupo para empezar una aventura que me llevaría a pedalear durante 9h y 31min. 

A 5ºC salimos, pero la compañía lo valía todo. Un par de horas estuvieron acompañándome, hablando y compartiendo el reto. Pero poco a poco se fueron retirando, cada uno por sus tareas, y pronto me quede en la soledad.

La soledad. es una cosa que me gusta, pero después de estar acompañado y compartiendo, es una cosa dura. En estos momentos son en los que piensas la suerte que tienes teniendo a gente a tu lado, por que no habrá cosas peores que la soledad. Cuando la soledad es voluntaria puede ser hasta agradable, pero cuando se te viene impuesta debe ser un tortura.

Pero hacia las 11 de la mañana ya me encuentro a mis hijos, mi mujer y mi familia animándome a la puerta de casa, junto con Oscar. Es lo bueno que tiene pasar tanta veces por la puerta de casa. Al poco se une a pedalear conmigo mi hermano Jose y Ángel, valla crack. Seguimos dando vueltas, que no se ni cuantas di, y nos encontramos también con Víctor Escrivà. El cuerpo sigue muy bien, aunque mi alimentación durante todo el día sería para un post aparte.

Se acerca el medio día y vienen todos los compañeros del Club Triatló Guadassuar, valla sorpresa y valla ilusión.

Y al mediodía fue el mejor rato que pasé. Muchos niños de la Escola Triatló Guadassuar y otros niños con sus padres esperándome para dar una vuelta por el centro del pueblo. Nuestros menores tienen que tener unos referentes y unos valores, y yo creo que en actos como estos pueden aprender muchísimo sin darse cuenta. Pasamos por todo el centro del pueblo, y me encantó la experiencia. Ojala hubiera participado más gente, pero muchos compañeros del Club Ciclista Guadassuar que habían terminado su salida de la mañana también se unieron al grupo.

Al llegar al punto que teníamos de boxs me encuentro a Jose Rios esperándome. Que grandes personas me acompañaron este día desde las 8 hasta el final. Un buen rato pasamos pedaleando, aunque teníamos otro invitado que se sumó a la fiesta, el aire. Madre mía como soplo por la tarde.

Al poco nos encontramos a los compañeros de la bicicleta de montaña esperándome para el cambio. Allí estaban esperándome Juan Antonio, Lino y Miguel. Que rato más a gusto que pase al cambiar de bici. Tierra, huerta, césped, piedras... pero sobretodo tranquilidad y relax. Pero solo pudimos dar una vuelta, ya que cuando llegamos otra vez al inicio estaba esperándome Juan Canut. 

Ya eran pasadas las tres de la tarde, y el cuerpo aún estaba perfecto. La verdad es que no se estaba haciendo largo. El trabajo mental fue el de no pensar en las veces que pasé por el mismo sitio. Este día me va a servir en mucho para las futuras pruebas que quiero afrontar, ya que la cabeza funcionó a la perfección, así como el cuerpo.

Valla rachas de viento sufrimos, y si nos encantamos un poco nos llueve y todo. En una vuelta que llegábamos donde estaban esperándonos vemos algo volar por la puerta. Madre mía, eso que será. Pero parecía que estaban sacando una de las carpas. Cuando llegamos no era que estaban sacándola, era que se había volado y estaban sujetándola. Menos mal que la cogieron a tiempo, por que si no hubiera podido provocar alguna desgracia. Gracias a Carlos y Feli por la ayuda.

Paré en casa a por ropa de abrigo y cuando bajo me encuentro a Oscar. Seguimos un rato y Juan se despidió a poco de terminar. La última hora, aproximadamente, la hicimos Oscar y yo en solitario. 

Me encantan todos estos momentos de ir hablando con los compañeros y amigos, abriendo el corazón y las ideas, y pudiendo hablar y conversar de cualquier cosa. Todo esto a mí, personalmente, me enriquece como persona, al poder compartir las experiencias.

Al final, en poco, nos plantamos en la hora de finalizar. Hora de finalizar por que el reto así lo decía, pero el cuerpo y la mente me pedían más.

Y de lo mejor del día. Cuando terminé y le pregunto a mis hijos si se lo habían pasado bien. La respuesta fue que mejor que bien. Normal, todo el día en el castillo inflable que se pasaron.

Todo un día para recordar. Por la ayuda de todos, por que entre todos hicimos algo grande. Algo grande como dar algo nuestro, el tiempo, la comida, los jueguetes... para que otros puedan tenes un poco de ello.

Pronto vendrá el 2015 y os sorprenderé con el primer reto para el año. Ya tengo ganas de contároslo. 

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