lunes, 20 de octubre de 2014

TRAIL UMBRIA-LA PLANA ENGUERA. DURO y DIVERTIDO

Por fin, y después de un año sin participar en ninguna prueba de trail, ayer me decidí a ponerme las zapatillas para la montaña.

Más de un año sin correr por la montaña por miedo a la lesión del año pasado, que aunque aún me la noto, cada vez me doy más cuenta de que no me impide realizar estas pruebas y entrenamientos.

La semana pasada me decidí a participar en el Trail Umbria-La Plana en la localidad de Enguera. Tenía ganas de compartir un día de deporte con mis compañeros del Club Triatló Guadassuar. Por los problemas con el pie, desde el año pasado aún no he participado en ningún triatlón ni duatlón con mis compañeros. De hecho, este año el único triatlón que he hecho ha sido el IRONMAN de Lanzarote. Y encima no puedo entrenar con ellos en la piscina, ya que en esos horarios estoy con mis hijos. Muchas cosas me estoy perdiendo de mis compañeros, y la verdad es que las hecho de menos.

Pero vamos al trail. 19 kilómetros y +1200 metros, no iban a hacer de esta una prueba fácil. Como no sabia mi estado una semana después de los 402 km del Madrid-Valencia y encima apenas he corrido con regularidad este año, decidí el ir con mis compañeros en grupo hasta el final. Y que bien me lo pase. Ya al poco de empezar vimos la dureza de la prueba, una fuerte subida con unos porcentajes muy altos, pero con unas vistas espectaculares. Poco a poco seguimos y las bajadas, aunque no muy técnicas si que estaban un poco peligrosas. La prueba discurre por mucha senda y sin nada llano. O subíamos o bajábamos. Casi sin enterarnos, aunque ya los cuerpos notaban el cansancio llegamos al km 10, donde ya teníamos 800 metros ascendidos. Parecía que los 9 restantes serían más llevaderos, ya que sólo nos quedaban 400 metros por ascender. Pero al poco vino una bajada bastante técnica y peligrosa.

En esos momentos mis uñas ya estaban hechas trizas. Es lo que pasa siempre al empezar la temporada. En las posteriores bajadas ya decidí ir delante de mis compañeros a un ritmo más suelto para evitar el frenar tanto, y esto me alivió un poco los dedos. 

Poco a poco llegamos hacia el final, yo cada vez me encontraba mejor, el cuerpo diésel continúa a las 1000 maravillas, pero mis compañeros ya estaban sufriendo.

Al final me quedo muy contento por todo el día. Por las sensaciones espectaculares que tuve, que me hacen plantearme el inscribirme a la maratón de montaña del Montúber para el 16 de noviembre; pero sobretodo por la de compartir con mi gente un día de deporte.

Y como no, también me quedo con unas agujetas de las buenas, unas compañeras que estarán seguro conmigo parte de la semana. Pero hay que seguir entrenando y disfrutando.

Próximo objetivo: Montdúber Trail

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