Lamentablemente colgadas se van a quedar las zapatillas durante un tiempo, y colgado me voy a quedar yo de poder realizar el #21days. Parecía que todo iba un poco mejor, pero ayer el pie me volvió a mostrar la realidad.
Parece que en esta ocasión querer no será poder. El día 16 de febrero no empezaré los 21 días corriendo 21km, y el 8 de marzo no los terminaré en la media maratón de mi pueblo.
No estaba ni mucho menos recuperado, pero ayer decidí darme otra oportunidad. Una oportunidad en la que me encontré perfecto físicamente y muy preparado para realizar el reto; pero a sido una nueva oportunidad para que el pie me haya dicho basta. Es imposible el seguir así, engañándome a mi mismo y siguiendo pase lo que pase.
Es una de las cosas que más duele a un deportista, y es el no poder hacer deporte. Aparco las zapatillas hasta que me recupere absolutamente, pero voy a intentar seguir con la bicicleta y la natación. Al no tener impacto la articulación no sufro tanto.
Me gusta sufrir, me encanta esforzarme buscando límites; pero esta vez me estoy jugando más de lo necesario.
Vamos a dar un paso atrás, y si hace falta dos, pero no para rendirnos, si no para coger impulso y volver con más ganas.
El #21days no se acaba aquí. El #21days esta en mi cabeza y no desaparecerá. En estos momentos no se cuando lo podré realizar, pero lo que si que se seguro es que este reto es el primero que realizaré corriendo cuando me recupere.
Deseo pedir disculpas a todos los niños y niñas del reto Anna, África, Vega, a sus padres, familias, a Rubén mi entrenador, a mi nutricionista Andrea... y a todos los que me animan y me apoyan día a día a seguir adelante con estas cosas.
Pero también quiero pedirme disculpas a mi mismo, por forzar demasiado y poder llegar a un punto de pagarlo en un futuro. Hay que ser más sensato y esta vez no lo he sido.
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