jueves, 24 de septiembre de 2015

LISBOA VALENCIA. DAY 1. LA FRONTERA


3 de julio, despertador y a por 3 días de bicicleta, toca cruzar toda la Península Ibérica en tres jornadas. Toda la tarde y noche anterior la pasé muy nervioso, valla locura, que terreno más malo que vamos a tener, el viento en contra... pero a eso había venido; de lo que más ganas tenía era de subir a la bicicleta y ponerme a pedalear, sacar todos esos nervios y dudas fuera. Pero sobretodo hacer lo que me gusta, pedalear y sufrir para superarme. El principio de la noche no lo pasé bien, iba a estar 4 días sin ver a mis hijos y mujer, os mentiría si os dijera que no me salieron las lágrimas; pero al final descansamos hasta las 4:30h que sonó el despertador.


A las 6:00h hora local (5:00h en Espanña) comenzamos a pedalear con un único rumbo, rumbo este hasta encontrar otra vez el mar, dejando el Atlántico a nuestras espaldas y en busca del Mediterráneo.

La salida la realizamos desde la ciudad de Montijo. El salir de Lisboa con la bicicleta es imposible al estar el Tajo, el cual solo lo puedes atravesar en coche o en barco. Estaba la posibilidad de dar un rodeo de unos 70 kilómetros más, pero la salida y los conductores portugueses no aconsejaban esa decisión.

La primera sorpresa fue la temperatura, bastante fresca a la mañana, y pensé en que igual íbamos a tener suerte y nos acompañaría durante todo el reto; y que más lejos de la realidad.

Pero pronto estoy abandonando la localidad de Montijo, me encuentro muy bien, con muchas ganas, con mucha ilusión... Cogemos la N4 que nos llevará hasta España y... Madre mía, hacia falta una bicicleta de ciclocross. Estas horas que eran las de avanzar y la carretera estaba fatal, menos mal que fueron poco más de 30km y la carretera ya mejoró.

A partir de ahí yo ya estaba haciendo lo fácil, pedalear, pedalear y pedalera; pero el problema lo tenía mi primo y acompañante. La carretera no atravesaba ningún pueblo, no había áreas de servicio, no tenía gasolineras, y para ir repostando tenía que desviar-se siempre del trayecto. Encima en Portugal mi móvil no funcionaba y no teníamos comunicación entre nosotros. Pero poco a poco fuimos avanzando en busca de España. Ya os conté en una entrada anterior lo que me pareció Portugal, me daba lástima, pero también ganas de pedalear por las personas que lo necesitan, como era el caso.


El terreno por Portugal fue todo muy ondulado, pero el aire no nos molestaba y pudimos llevar buen ritmo. El paisaje a su vez era el típico de la dehesa extremeña, pero de sombra poco. Lo mejor el final, el paso por la ciudad de Elvas que es patrimonio de la Humanidad.


Poco después de las 12:00 ya estábamos en España y habíamos cruzado la frontera, aunque no vi la línea que nos separa. Por fin teníamos comunicación, y por fin, o creo que por desgracia llegábamos a una civilización más grande. Pero me encantó pasar por Badajoz, encima cerca de la barriada en la cual comencé a ejercer como docente y con mi profesión actual. Muchos recuerdos, algunos días allí no fueron buenos, pero todo fue positivo, me enseñé mucho en el mes que estuve por tierras extremeñas. Pero también me di cuenta que la ciudad ha cambiado mucho. Ya hace unos 15 años que estuve por ahí, y afortunadamente encontré una mejor ciudad y más cuidada.

Hasta este punto fue todo bien, pero ahora sabíamos que el sol era el que iba a estar en contra nuestra. Pero a él también se le sumo el viento. De Lisboa a Badajoz nos favoreció un poquito, pero ahora ya lo tuvimos siempre en contra hasta Valencia.

Poco a poco fuimos avanzando hacía Montijo donde paré a comer. Pero el calor ya era sofocante. Estábamos a 42ºC-43ºC y el agua de los bidones se acababa pronto o se calentaba demasiado. Y encima el aire en contra cada vez era más fuerte.

A la salida de Don Benito fue el momento más malo que tuve en el día. 305km y más de 12 horas ya mes estaban costando más. Desde ya hace años se que mi casco para las largas distancias tiene que ser blanco, al igual que el el maillot, pero la cabeza se puso a dolerme mucho. Ya no refrigeraba, el sol pegaba muy fuerte. Pase un rato muy malo en el cual tuve que parar de la bici. Pero aunque pares, aunque te encuentres mal, aunque tu cuerpo te pida parar y tu cabeza también... Ahí es donde tienes que sacar lo que has entrenado durante mucho tiempo, la fuerza mental, el saber que estas ahí porque quieres, que los niños de ACTAYS estan conmigo, que mi familia confía en mi, mis compañeros de entrenamientos que están pensando en mi. Al final, te subes a la bicicleta y pedaleas. 

Fueron unos últimos kilómetros muy duros. El aire y sobretodo la temperatura quisieron derribarme, pero mi ilusión pudo con ellos. Aunque de verdad os tengo que decir que lo pasé muy mal.

Al final después de más de 14 horas, 350km y unos 16 litros de líquido... íbamos a descansar un poco. Y a partir de donde paramos iba a comenzar lo peor del recorrido, la zona más dura... pero esto ya sería para mañana, donde intentaríamos realizar 370km más y llegar a Albacete.

Continuará...

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