martes, 8 de noviembre de 2016

ULTRAMAN TOROMAN. DAY 2. UN LARGO ESTRÉS.

Todo preparado para el segundo día del ultraman. En principio iba a ser un día más sencillo que el anterior, pero de todas formas nos teníamos que enfrentar a 7km de etapa neutralizada y luego empezábamos con los 285km  que nos tocaban con más de 4.100m positivos. Y lo que hace más difícil una kilometrada de estas es que tienes que ir siempre solo.

En principio no tenía muchas ganas de los 7km de más que teníamos al principio, pero la verdad es que vinieron genial para quitar los nervios y sobretodo para poder ir calentando motores, a la vez que comentando con los compañeros la etapa anterior como nos había ido.

Pero poco duró y muy pronto estábamos en Alcalá del Río para comenzar nuestra contrarreloj. La salida la efectuábamos a intervalos de 30 segundos y en orden inverso a la llegada del día anterior, por lo que yo salía el 6º por la cola, aunque se izo muy rápido el tiempo para salir.

Y como en la Vueta, el Giro o el Tour. Yo preparado, mi coche de equipo con Rubén y Jose, listo y ya...

Se podría pensar que comenzamos un día como este tomándonos las cosas con calma, pero esto esta muy lejos de la realidad. Desde la primera pedaleada ya estas muy concentrado en intentar ir todo lo rápido que puedes pero sin pasarte. 

Así, al comenzar ya me veo que las piernas van perfectas y que el cuerpo más, por tanto, la idea es seguir a un ritmo alto todo lo que pueda. Encima al poco ya comenzábamos a coger a algunos de los compañeros que habían salido por delante; cosa que también hicieron los de detrás conmigo.

La primera hora hasta Villanueva el Río y Minas fue perfecta, aunque sin darnos cuenta ya habíamos subido más de 300m en poco más de 31km que llevaba de media. Pero a partir de ahí vino el etapón que nos tenían preparado.

Toda la etapa fue un continuo sube sube, aquí no se bajaba nunca. No eran grandes puertos, al contrario, pero cuando estas más de 30km continuos subiendo sin descanso el cuerpo lo nota. Siempre lo he dicho y pensado, prefiero subir un puerto y bajar que no el estar continuamente subiendo al 3-4%, que parece poco de desnivel, pero cuando es durante tantos kilómetros de desgasta mucho.
Pero seguíamos avanzando perfectamente. Mi cuerpo estaba a tope, mis piernas también, y mi estómago que nos preocupaba mucho igual. Km a km seguimos avanzando, la verdad es que por preciosas carreteras y muchas de ellas con apenas tránsito; pero últimamente no cuento lo que me queda por kilómetros si no por tiempo, y aún estábamos a 7-8 horas de terminar y son las que tenía que estar encima de la bicicleta.

Y a mitad del día es cuando comienzan a llegar mis preocupaciones, vamos muy bien, estoy fuerte y me noto con energía, las pulsaciones están en su sitio... pero la media cada vez está bajando más y nos vamos acercando al límite de la media del tiempo de corte. Son estos momentos cuando te empiezas a estresar y los nervios empiezan a aflorar; pero es cuando más tranquilo tienes que estar sabiendo lo que te viene por delante, pero sobretodo sabiendo que no debes ni vas a fallar, que has entrenado mucho, que estas preparado, que esta siendo muy duro, pero que lo vas a conseguir.

Llegamos cerca del km200 y comienza una de las partes más duras del recorrido. En poco más de 26km tenemos que ascender cerca de 700m. Todas estas subidas se hacen interminables, y encima son las clásicas que cuando crees que estas arriba van a seguir subiendo. Pocas horas nos quedan por delante y el PolarV800 me dice que nos tenemos que espabilar. Los últimos 30km serán más favorables, pero si tenemos algún percance no vamos a llegar. Así que tocó seguir a tope como todo el día, pero ahora con mucho más estrés.

Km245 comenzamos el último puerto del día. Madre mía a estas alturas afrontar las rampas del 10 al 12%; y encima pensar que en la bajada no podíamos relajar, si no que teníamos que ir a tope. En algún momento de la subida al puerto estábamos por encima del tiempo de corte, por lo que podíamos quedar fuera. Pero con mucha cabeza subimos hasta arriba y reposté por última vez, hasta meta nos quedaban 36km pero ya no nos podíamos permitir ninguna parada por mínima que fuera.

Así pues, afrontamos este tramo todo lo rápido que pudimos. En un punto le dije a Rubén, que no fueran ya nunca por delante de mí, que estuvieran siempre por detrás; si pasaba algo no íbamos a tener tiempo de reacción y teníamos que encontrar la solución si la hubiera rápido. No os podéis ni imaginar el estrés que puedes llegar a acumular en un momento de estos, en el cual ves que todo lo que has estado luchando durante años esté pendiente de un hilo. Y los pensamientos negativos te pasan por la cabeza, pero solo pueden hacer eso, pasar, porque hay que tirar con toda el alma hacia adelante para conseguir llegar.

Los últimos 20km fueron agónicos. Se estaba haciendo de noche, sin luces; y menos mal que otro compañero iba cerca. Menudo trabajo hizo su padre y su equipo de apoyo, adelantándose para indicarnos en todos los cruces la dirección que teníamos que tomar. No teníamos tiempo para el error, no nos podíamos permitir ningún fallo o estábamos fuera.

Estábamos llegando a Alcalá del Río, donde habíamos comenzado más de 11 horas antes, pero el final no estaba aquí, aún teníamos que seguir hasta San José de la Rinconada y llegar al parque de Las Graveras, donde estaba la deseada línea final. Ya no estaba el sol y solo quedaba la luz de la luna. Muy peligroso el final pero no podíamos parar por nada. Rubén y Jose se pusieron con el coche detrás de mí para darme seguridad, para protegerme, para que no me pasara nada... pero yo no me podía relajar el más mínimo segundo.

Pero finalmente llegamos, no pude parar, ellos con el coche a tope detrás de mí... me giré desde encima de la bici para decirle a Ruben que él lo había conseguido, le señalé como el responsable de que superáramos este durísimo día. Me emocioné mucho por lograrlo. Fue muy duro y solo 13 participantes llegamos dentro del corte, el resto todos quedaron fuera de tiempo. Yo había sido el 11, pero lo realmente importante es que mi sueño de ser ultraman continuaba.

Al pasar la línea de meta en nada ya estaba allí Ruben y Jose, nos abrazamos con mucha euforia por que sabíamos que estábamos dentro y que "sólo" nos quedaba un día. Y allí, como no, mi madre, mi mujer y mis peques, con muchísimas ganas de ver a su padre, pero las mismas que tenía yo de verles a ellos.

Pero no había tiempo para disfrutar ni relajarse, rápido al hotel, otra vez bañera con hielo, con el mayor de mis hijos tirándome hielo por todos los sítios; y masaje con la crema de Doble Potencia de MADFORM, a cenar y a intentar descansar.

Mucho estrés y todo el día a tope, pero el cuerpo y las piernas acabaron muy bien; el desgaste parecía que mi cuerpo no lo estaba notando demasiado, por lo que para el día siguiente había que terminar la faena.



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